Ven, disfruta y aprende de la mano de los mejores
Si tú bailas, vives; y si vives, sientes; y si sientes, sueñas. El soliloquio más famoso del drama español, de la obra de Calderón de la Barca, La Vida es Sueño, pronunciado por el personaje de Segismundo, que aprendí siendo un niño; todavía recuerdo algunos de sus versos... Yo sueño que estoy aquí destas misiones cargado... ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son. Me encantaba, aunque nunca me paré a reflexionar sobre su mensaje en aquel momento. Cuando más tarde, siendo adulto, retomé el poema, hice para mí una simple y racional lectura. Es verdad que nos alimentamos de sueños y que es una fuente de energía vital para nuestra existencia, pero también es más cierto que la vida es otra cosa, que generalmente nos da a cuenta gotas sueños cumplidos y con excesiva crudeza e injusticia, sueños rotos.
Este “adoquín” que os acabo de colocar en la pared de vuestra buena disposición a la lectura es tan solo el motor de arranque para ensalzar lo que yo denomino LA ESCUELA DE LOS SUEÑOS que, sí, existe; que yo la vivo cada día y no es otra que la Escuela de Baile de Yolanda Cano. Si hay una fuente inagotable para nutrir mis relatos cortos, y fundamentalmente en los últimos tiempos, es el día a día de la Escuela de Baile de Yolanda, a la que intento dedicar todo el tiempo del que dispongo, incluso hurtándole tiempo a mis obligaciones, y realmente merece la pena. Pues bien, ese rato que le dedico con una absoluta contemplación, puedo apreciar cómo sus alumnos, pequeños y grandes, no solo respiran conocimiento académico, sino espiritual y, en su condición de humanos esencialmente anímicos. No hay más que contemplar sus semblantes: felicidad plena, ausencia de lo negativo, el tiempo es suyo y de nadie más; y detrás de todo ello, sueños. Sueños sin medida, individuales o colectivos, pero sueños; en una escuela que su conductora, con gran maestría, les transporta a un mundo mágico a través del baile.
Sus caras, como aparatos visuales de alta definición, nos muestran con claridad meridiana cómo, absortos en la educadora, toman oportuna nota y ejecutan con mayor o menor brillantez, pero con total voluntad, lo transmitido; y se transportan a un lugar maravilloso y viajan a la velocidad de la luz, para instalarse en el/la protagonista del sueño, para interpretar el papel principal, para convertirse, por unos instantes, en el/la gran bailarín/bailarina, que ejecutará la coreografía con gran efectividad, con exquisito estilo y con la clase y elegancia de un ser divino, ese al que la naturaleza decidió de forma generosa dotar de la virtud, y que lamentablemente a unos pocos hace partícipes.
Estoy en el convencimiento de que las escuelas de sueños existen, y una de ellas la disfrutan los/as alumnos/as de Yolanda, porque durante el transcurso de sus clases o ensayos, esos momentos se traducen en sueños individuales, siempre respetados por cada uno, y también en sueños colectivos, donde prima, por encima de todo, la convivencia y el respeto. Hoy es el día después de varios años y cursos, donde puedo decir con voz alta que es difícil, por no decir casi imposible, una conducta adversa entre ellos/as y un comportamiento irrespetuoso. Sólo bailar, bailar y bailar; y soñar, soñar y soñar, siguiendo las enseñanzas de su profesora; y así lograr convertirse en esa gran orquesta de ejecución mágica dirigida por la batuta de su humilde y solidaria Directora, que sabe que detrás de cada bailarín hay una persona a la que ha de formar en el arte del baile y en el arte de saber andar por la vida para conseguir sueños, con una obligada premisa: jamás "el fin justifica los medios" y la honestidad como parte inseparable de su conducta. Sólo espero que algún día esta Escuela pueda licenciar, doctorar o graduar a sus alumnos acreditando su cualificación con un Diploma que diga: Licenciados por la Escuela de Sueños de Y... Hasta otra ocasión y perdón por haceros eco de mi SUEÑO y gracias por permitirme estar y disfrutar de vuestros momentos; un beso para todos.
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